DE LA GLOBALIZACIÓN CULTURAL, LA INDUSTRIA DEL CINE Y ALGUNAS PRODUCCIONES MEXICANAS

Hace poco más de cien años de la invención del cine y es considerado como una de las expresiones culturales más importantes de la historia. Actualmente la industria cinematográfica se encuentra sujeta a la ley de la oferta y la demanda, por ello la comercialización del séptimo arte obedece en mucho al ‘nuevo orden económico mundial’, que propone una estandarización global en todos los aspectos posibles. Este modelo es dirigido por grandes grupos occidentales, específicamente estadounidenses, que en sus producciones cinematográfica carentes de personajes reales, desarrollan estereotipos alejados a la cultura de muchos de países y que a la larga se convierten en patrones o estándares a los que se debe aspirar y que para muchos es difícil de alcanzar.

Las culturas mundiales en lugar de enriquecerse y fusionarse, se ven reducidas a una sola visión del mundo. Al cine, en su corta vida dentro del ámbito de las artes,  le correspondía desvincularse del modelo ‘hollywoodense” que predomina, y aún trata de sobrevivir en pequeña escala y en círculos pequeños (cerrados) que no son rentables para la industria; sin embargo, el papel que desempeña en nuestras vidas es importantísimo y por ello aún hay quienes se animan a realizar producciones originales de sus costumbres, hábitos y proyecta una cosmogonía distinta a la estadounidense.

En México, la película “El violín” de Francisco Vargas (2005) fascinó a público alemán, español y hasta coreano. Cuenta la historia de un grupo de campesinos que, además de ser músicos, apoyan a la guerrilla en su comunidad, un argumento que atañe a muchos pueblos mexicanos y a muchas otras minorías latinoamericanas que buscan independencia y autodeterminación. Lo trascedente de esta cinta reside en que es un hecho totalmente real y no una película pretenciosa en búsqueda de lo intercultural que se pierde en personajes y sitios pretenciosos; son historias de vida relacionadas entre sí por sucesos que sólo se podrían imaginar en un guión de Hollywood.

Tampoco se trata de tener historias complicadas en que el espectador se siente a descifrar mensajes o un lenguaje aparte, el cine debe contarnos historias sencillas cuyo grado de complejidad es también humano. Por ejemplo, “Temporada de Patos” de Fernando Eimbcke (2004) es una cinta filmada en blanco y negro que solo ocupó una locación para tratar de llevar al espectador a una época despreocupada y adolescente.

Lo más triste es que en México se tiene la mala idea de que el cine nacional está decadencia. Es cierto que no se produce en misma cantidad que EE.UU., la India y otros, pero hay trabajos cinematográficos muy buenos, reconocidos en su talento y calidad. Además hay una camada más pujante de jóvenes cineastas que no cuentan con un financiamiento para realizar películas y se quedan con sus historias enclaustradas en un guión.

En el arte, no hay más que la imaginación y el talento, así también mucha dedicación. El cine como la cultura no pueden ser estáticos, como potencia artística debe estar en constante cabio, los contenidos cinematográficos deben evolucionar de igual manera que la sociedad los produce, porque la globalización cultural (cuya base es detentada por lo económico y comercial) no puede ni siquiera pretender hacer similar  las ideologías de todos, debido a que lo maravilloso del cine reside en la pertenencia e identificación de este arte por el espectador.


Este cortometraje es una muestra de lo que puede proyectar cualquier producción cinematográfica. Este video corresponde a una producción casera que relata un estilo de vida muy distinto al 'hollywoodense' y tan propio de la mayoría de la gente que vive en el campo tabasqueño, acostumbrados a madrugar para las tareas cotidianas que mantienen un rancho y la crianza de animales domésticos, elaborado por Vania Quevedo (2013) para concursar en la categoría 'Made in home' del Festival Internacional de Cine Fic Kino-Ich 2013.

¿Qué crees que hace falta al cine nacional?


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DEL ARTISTA COMO EMPRENDEDOR, EL POTENCIAL DE MÉXICO Y LAS OPORTUNIDADES

El artista emprendedor se enfrenta al asistencialismo que el gobierno ofrece a los artistas, y como consecuencia hay un rechazo de los creados hacia el emprendimiento, desarrollar su negocio o la autonomía económica, generando una dependencia a los subsidios y no del mercado que demanda arte.

A diferencia de economías más desarrolladas o de países latinoamericanos, México tiene la capacidad de crecer a un ritmo más acelerado, pues la economía creativa se ha sostenido siempre sin una visión, sin un sistema que las impulse de verdad. Este país es el mayor exportador de materia creativa a nivel continente y esto representa una oportunidad importante para incentivar una visión que proyecte en instituciones, como el Conaculta o el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), el Fondo de Cultura Económica (FCE) o desde las universidades, con incubadoras y empresas de emprendimiento social.

Pero para detonar este potencial se necesita un cambio en la mentalidad, tanto de los creadores y los artistas que quieran emprender, así como de los inversionistas en piezas de arte, en proyectos culturales o coleccionistas. Todo debe iniciar en el primer paso, en la cadena de producción, pues hay mucho detrás del proceso; por ejemplo, un cuadro requiere de la tela o base, del que fabrica el bastidor, quienes elaboran las tintas y pinturas, y es entonces en que aparece el talento y el trabajo del artista, un galerista, el dealer, curadores, asistentes y transportadores.


Otra propuesta al valor de los productos culturales es lo que marca el contraste de la economía industrial y la economía creativa:

  • -          Usar la propiedad intelectual.
  • -          Recursos para la producción.
  • -          Valor en el tiempo.


Los productos industrializados que demandan recursos naturales o sintéticos se encarecen cuando se acaban los elementos para fabricarlo, pero se devalúa con el tiempo conforme se utiliza. Por otro lado, el de la economía creativa, uno de los recursos más valiosos para la producción son las ideas, no los materiales; el valor aumenta con el tiempo, no disminuye; y la propiedad intelectual no se comparte, se conserva como un traje hecho a la medida que es sólo para el cliente.


Este tipo de conceptos son los que un artista debe considerar para emprender con mayor visión. México está apostando cada vez más en una educación emprendedora a través de incubadoras, aceleradoras y otros proyectos para fomentar la producción y comercialización de productos culturales, así como que haya más inversión de la iniciativa privada, pero mientras no haya una disposición de los creativos talentosos no se podrá avanzar.



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LA ÚLTIMA ENTREVISTA DE BEATRIZ ESPEJO A CARLOS PELLICER


"Convencer a la nube 
del riesgo de la altura y de la aurora, 
que no es el agua baja la que sube 
sino la plenitud de cada hora..."

Fragmento de 'Invitación al paisaje'.

Carlos Pellicer nació en Villahermosa, Tabasco, y murió en la ciudad de México. Estudió en la Preparatoria Nacional y en Colombia, enviado por el gobierno de Venustiano Carranza. Quizá de entonces partió su profundo bolivarismo. Fue cofundador de la revista San-Ev-Ank y de un nuevo Ateneo de la Juventud que no tuvo mayores repercusiones. Fue secretario de Vasconcelos y miembro de las juventudes vasconcelistas. Junto con Lombardo Toledano, Diego Rivera, José Clemente Orozco y Xavier Guerrero fundó el Grupo Solidario del Movimiento Obrero. Colaboró en las revistas Falange (1922-1923), Ulises (1927-1928) y Contemporáneos (1928-1931). Fue también profesor de la preparatoria y la universidad, y director del Departamento de Bellas Artes. A su amor por los museos se deben el de Frida Kahlo, el de la Venta de Villahermosa, el Anahuacalli, el de Tepoztlán, Morelos, entre otros. En 1976 entró al PRI y al Senado de la República. Coautor de El trato con escritores (1961); autor de Colores en el mar y otros poemas (1924), Piedra de sacrificios (1924), Seis, siete poemas (1924), Oda de junio (1924), Hora y 20 (1927), Camino (1929), Cinco poemas (1931), Esquemas para una oda tropical (1933), Estrofas al mar marino (1934), Hora de junio (1941), Discurso por las flores (1946), Subordinaciones (1949), Sonetos (1950), Práctica de vuelo (1956), Material poético (1918-1961), Dos poemas (1962), Con palabras y fuego (1963), Teotihuacan y 13 de agosto; Ruina de Tenochtitlán (1965), Bolívar, ensayo de biografía popular (1966), Noticias sobre Netzahualñcóyotl y algunos sentimientos (1972), Cuerdas, percusión y alientos (1976). Después de su muerte han desaparecido publicaciones que dejó dispersas: Reincidencias (1978), Cosillas para el nacimiento (1978), Cartas desde Italia 1985), Cuaderno de viaje (1987). Juan José Arreola se encargó de cuidar la edición de Material poético y Luis Mario Schneider la de Obras. 

Beatríz Espejo,
escritora mexicana.
Lo conocí por una circunstancia feliz. Todo México sabía que Pellicer – poeta de la grandeza americana, de las flores exultantes, de las nubles, del agua, del sol implacable y renovador, de los límites; poeta que miraba el mundo con ojos de poeta- para las navidades montaba en su casa un nacimiento cada año distinto. Se trataba de verdaderas obras del arte efímero y las mostraba sin mayores preámbulos a quienes así lo solicitaran. Un grupo de adolescentes llamamos a su puerta. Nos condujo por unas escalerillas hacia lo que había sido la cochera y entonces era ya un nicho museográfico que reconstruía el paisaje tabasqueño, un claro en la selva donde cercanos al establo ancestral se congregaban casitas de carrizos, ríos de papel aluminio, lagunas de espejos, palmeras, pericos, monos, caimanes, helechos, plátanos, anacondas en miniatura. Accionó los controles y el escenario fue iluminándose en una secuencia paulatina que figuraba los primeros dolores del parto hasta el alumbramiento. El cielo raso se poblaba de estrellas, luceros, constelaciones. Y la música creciente cantaba a pleno pulmón la llegada del Mesías, la adoración de los pastores, la solidaridad del burro y la vaca, el arrobo de los seres todos que presenciaban el prodigio luego, lentamente según empezara, sonaba la última nota del concierto porque la historia se había contado.

Lo conocí también gracias a la generosidad con que trataba a los jóvenes editores de publicaciones literarias. Para la revista El rehílete le pedí una entrevista que me concedió y uno de esos sonetos suyos admirables. Me lo dio sin falta y de manera gratuita a pesar de que como es claro cobraba bien sus colaboraciones. Esa visita que empezó a las seis de la tarde e iba a ser breve se prolongó porque algunas palabras mías lo incitaron a instalarme en un sofá Reina Ana, herencia de doña Deifilia Cámara, con el propósito de explicarme las perfecciones de una marina colgada en la pared de enfrente. A su calidez unió su sabiduría de crítico interesada en las artes plásticas y su amor por la belleza y me señaló los empastes, la gradación de colores, la turbulencia de las olas que Velasco supo imprimir en la tela. Cerca había un retrato y una escultura en bronce de Pellicer hechos por Diego Rivera y Hoffman Isembourg respectivamente, y una pintura de Orozco que representaba a dos parejas abrazadas al ritmo de danza.

Nuestros encuentros se multiplicaron. Solía rodearse de discípulos queridos entre los que recuerdo a Dionisio Morales, Abigael Bohórquez, Carlos Eduardo Turón, Guillermo Fernández y José Carlos Becerra. Algunas veces me uní al grupo, nos invitaba chocolate en jícara ahumada y hacía de aquel asunto tan serio un rito en el cual él oficiaba y nosotros servíamos de monaguillos. Por razones amables me decía cosas aduladoras que yo tomaba como tales, aunque henchida de agradecimiento y desde el fondo de mi corazón que apenas abría sus alas de mariposa. Gracias a todo esto y porque Emmanuel Carballo y yo hemos sido sus admiradores firmes, cuando nació nuestro hijo Francisco viajamos a Tepoztlán, nos hospedamos en casa de nuestros amigos Daniel y Martha Dueñas, decidimos registrar al niño en ese pueblo mágico y que Pellicer fuera testigo. ¿Quién mejor? Aceptó contento y con el regalo de su afecto y el timbre sonoro de su voz, con su vestimenta habitual de los últimos años (camisa de algodón, pantalón de dril y huaraches franciscanos), estampó su firma en el acta.

En la última ocasión que nos vimos personalmente se comunicó con Emmanuel y le dijo que quería confiarle pormenores desconocidos del novizgo entre Margarita Quijano y Ramón López Velarde y que nos convidaba a merendar. Nos presentamos puntuales, grabadora en mano. Emmanuel como entrevistador, yo como espectadora. Pasamos a una salita y el poeta se propuso mostrarnos sus recientes descubrimientos arqueológicos depositados en vitrinas iluminadas, numerosos juguetes que probaban – según él – que la rueda era ya usada por los antiguos mexicanos aunque todavía no en labores agrícolas. Nos enseñó collares de cristal, perrillos de jade, ranas de alabastro y a cada exclamación, divertido, extraía de sus unas máscaras y medallones que aumentaban nuestro asombro. (Sus detractores afirmaban que muchas de esas piezas era apócrifas y que Pellicer compraba figurillas prehispánicas al gusto propio, apenas salidas del torno y del horno). Auténticas o no, resultaban auténticas maravillas que trataba con exquisita cortesía. Al cabo de una hora busqué lugar donde sentarme y encontré la orilla de un sillón próximo. Apresurado, Pellicer interrumpió sus exhibiciones para decirme con sus frases llenas de resonancias que cuidara de no apachurrarle un Miró y un efecto, tras mi espalda, sacó una litografía sin enmarcar y una de Picasso y las hacinó junto a otras muchas sobre el suelo y contra un muro.

La grabación fue larga y en ella quedó la idea de que Margarita Quijano nunca casó porque había hecho votos de monja laica; pero lo más importante de aquella entrevista última que le hizo Emmanuel fue el análisis que Pellicer dejó de su propia obra y la de sus contemporáneos. Modesto, sin demasiada modestia; gentil y comunicativo, acabó enseñándonos su dormitorio, casi una celda conventual por su pequeñez, su frugalidad, por una Biblia de tapas gastadas que se hallaba sobre la cama. (Hoy se ha trasplantado con Biblia y todo a su casa de Tabasco convertida en museo).

A tiempo llegó la merienda, el consabido chocolate y los tamales de pejelagarto enviados de su tierra, y la conversación animada en la cual salieron a relucir muchos nombres y muchas anécdotas, el doctor Atl que lo visitó en Tepoztlán un fin de semana y se quedó dos años, Julio Castellanos autor de numerosos cuadros colgados en el comedor, y Manuel Rodríguez Lozano, Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta, Genaro Estrada, los hermanos Magdaleno a quienes dedicó poemas espléndidos en Hora de Junio. Y algo que nunca olvidaré. La razón de aquella cita. Carlos Pellicer empezaba a pensar que su partida se acercaba y decidió tomar las cosas con calma para despedirse de sus amigos. La semana pasada había subido al Izta; la semana siguiente subiría al Popo. Esa noche nos decía adiós a nosotros. Y mientras lo decía no sentí el nudo en la garganta que se hubiera esperado, sino más bien una impresión gozosa como de saludo. Supe siempre que iba a reencontrarlo desde la ventanilla de un avión, en alguna barca del río Grijalva, en algún pueblecito de los Andes.

-          Maestro, ¿cuándo empezó usted a escribir?

-          A los 11 años. Crecí en el culto a los héroes; mi padre adoraba a Juárez; mi madre a Hidalgo. Y lo primero que escribí fue un pequeño poema de dos o tres estrofas a Hidalgo. Más tarde, a los 15, me impresioné con una fotografía y escribí un poema al paisaje acuático. La naturaleza me había capturado para siempre.

-          ¿Qué es la poesía?

-          Es el apoyo más importante de mi vida, después de la religión cristiana que tiene toda la esencia poética. Cristo hablaba en parábolas llenas de poesía. A la religión se une la belleza y el bien. Un alemán, Nietzsche, que naturalmente murió loco…

-          ¿Por ser alemán?

-          No, por ser un gran poeta. Nietzsche escribió que el cristianismo era una religión para esclavos. Yo la siento llena de alegría. Dice que hay cosas que no deben hacerse, pero no por eso niega la infinita bondad de Dios.

-          Sin embargo, ¿cómo definiría usted la poesía?

-          Nunca he pretendido definirla sino sentirla.

-          ¿Cómo debe ser un buen poeta? ¿Qué cánones estéticos debe seguir?

-          Ninguno. La poesía fundamentalmente es libertad de sentir y amar a la belleza y el bien. La poesía debe estar siempre ligada a los valores más altos del espíritu. El drama ateniense lleno de horror nos está diciendo, por horror mismo, la necesidad del bien. No son posibles más horrores que los que se escribieron los griegos o Shakespeare, pero cuando asistimos a la tragedia de Macbeth, por ejemplo, inferimos lo bueno que sería la no existencia de la traición sobre la tierra. Si el mundo se rigiera por una actitud de un sesenta por ciento cristiana, encontraría en el bien y en la belleza el medio de mejorar su conducta.

-          ¿Por qué es usted tan religioso?

-          Por educación y por deseo propio. Muchas personas religiosas dejan de serlo entre los quince y los veinte años. Yo nunca tuve dudas. Sería feliz si me cortaran la cabeza por jurar mi adhesión a Cristo. Tal vez algún día me decida a dedicarme exclusivamente al amor de Dios.

-          ¿Cuáles son sus aspiraciones como autor?


-          Poder escribir dos poemas de cierta extensión, un poema religioso tomando como personajes a los cuatro elementos situados en Tabasco, y un poema – ambicioso también – sobre el valle de México.

-          ¿Está usted satisfecho con la obra que ha conseguido?

-          No, porque la comparo con la de otros poetas y veo que la mía tiene poco mérito.

-          ¿Es esa una respuesta sincera o falsamente modesta?

-          Bueno, si me obliga le diré que he escrito algunos poemas dignos de leerse.

-          ¿Cuáles a su juicio?

-          No sé cuáles; tengo más de diez libros y nunca he aprendido nada mío de memoria, aunque sí de otros poetas.

-          ¿Qué poesía se hace actualmente en México?

-          De todo: la poesía seudoclásica, la de tipo medio, la muy moderna en lo que se refiere a la forma. Hay poetas que están en todos los tonos. El poeta de nuestro tiempo rechaza la medida y la consonancia. Esta forma de versificación es la menos difícil. Carece casi totalmente de compromisos con el idioma. Digo casi porque un escritir tiene el compromiso de conocer su idioma. Las personas que escriben así piensan que están versificando, no hay tal. Escriben prosa. Esta forma debían adoptar, sin olvidarse de que Juan Ramón Jiménez escribió en prosa un libro profundamente poético: Platero y yo.
El verso es una entidad sonora. Tan pronto desaparece la cadencia inherente al verso, el verso se convierte en prosa. No es necesario una medida igual ni el uso de consonantes, sino una base rítmica. Los jóvenes prefieren escribir en “verso libre” y deducimos que o no quieren o no saben.

-          En su opinión, ¿Qué influencias extranjeras son las más notables en la poesía mexicana?

-          Muchos jóvenes afirman que recibieron la influencia de Whitman aunque jamás lo hayan leído; otros de Rilke, del que afortunadamente existen muchas traducciones al español. Este poeta, gracias particularmente a las editoriales argentinas, sé se ha divulgado entre nosotros. Es uno de los más grandes poetas que ha dado el mundo. En América tenemos mejores, pero como escriben en castellano y pertenecen a países subdesarrollados no se toman en consideración. Es innegable la influencia que ha ejercido Pablo Neruda.

-          ¿La poesía mexicana no influye a su vez en la extranjera?

-          Sobre grandes poetas de Sudamérica, poetas como Darío, Lugones, el mismo Chocano, hay momentos en que encontramos la huella de Díaz Mirón. Otros poetas también hallan eco en Sudamérica: Nervo, González Martínez.

-          ¿Usted?

-          No creo… Bueno, tal vez haya habido un ligero contacto con algunos poetas. Octavio Paz ha declarado públicamente que su primera influencia fue la mía; sin embargo, creo que trata de una gentileza de viejos amigos.

-          Para su gusto, ¿cuáles son los mejores poetas mexicanos?

-          Octavio Paz se ha hecho sentir. El mejor de México: José Gorostiza. Entre los más jóvenes, Jaime Sabines me gusta e interesa. Debo aclarar que admiro la obra de Rubén Bonifaz Nuño y la de Ramón Galguera; entre los aún más jóvenes cuento en primer lugar a José Emilio Pacheco, Marco Antonio Montes de Oca y Abigael Bohórquez, un sonorense sumamente valioso. Imposible no mencionar a Rosario Castellanos cuya obra resulta considerable.

Después Carlos Pellicer fijó su atención en el retrato que le hizo Rivera y volviéndose hacia mí comentó:

Retrato de Carlos Pellicer Cámara,
de Diego Rivera.
-          ¡Espléndido!, ¿verdad?








Tomado del libro “Palabra de Honor”, de Beatriz Espejo (1990)




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EL DECESO DE MANDELA, LA LUCHA CONTRA EL APERTHEID Y SU GRAN LOGRO


Nelson Mandela partió, pero no se fue, su lucha contra el Apartheid en Sudáfrica es un ejemplo que debe seguir la humanidad. El expresidente sudafricano fallece a los 95 años en su casa de Johannesburgo, después de permanecer en estadode gravedad tras una recaída de su infección pulmonar.

Mandela fue el prisionero número 466/64, esto es que fue el preso número 466 en 1964 en la isla de Robben, durante 17 años en precarias condiciones. Posteriormente pasaría otros 10 años más en otras dos prisiones diferentes, sumando una pena total de 27 años. 

El gobierno de Sudáfrica rechazó todas las peticiones de que fuera puesto en libertad. Mandela se convirtió en un símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país, una figura legendaria que representaba la falta de libertad de todos los hombres negros sudafricanos.

Fue llamado 'Apartheid' porque significa "separación" en afrikáans, lengua germánica, derivada del holandés, hablada principalmente en Sudáfrica y Namibia. Este sistema consistía básicamente en la creación de lugares separados, tanto habitacionales como de estudio o de recreo, para los diferentes grupos raciales, en el poder exclusivo de los 'blancos' para ejercer el voto y en la prohibición de matrimonios o incluso relaciones sexuales entre blancos y negros. Su propósito era conservar el poder para la minoría blanca, 21% de la población, que en otras condiciones habría perdido su posición de privilegio.

Mandela fue encarcelado en la prisión de Robben Island, donde permaneció durante dieciocho de sus veintisiete años de presidio. Mientras estuvo en la cárcel, su reputación creció y llegó a ser conocido como el líder negro más importante en Sudáfrica. En prisión, él y otros realizaban trabajos forzados en una cantera de cal. Las condiciones de reclusión eran muy rigurosas. Los prisioneros fueron segregados por raza y los negros recibían menos raciones. Los presos políticos eran separados de los delincuentes comunes y tenían menos privilegios. Mandela, como prisionero del grupo más bajo de la clasificación, sólo tenía permitido recibir una visita y una carta cada seis meses. Las cartas, si llegaban, eran a menudo retrasadas durante largos períodos y leídas por los censores de la prisión.

Mientras estuvo en la cárcel Mandela estudió por correspondencia a través del programa externo de la Universidad de Londres, obteniendo el grado de Licenciado en Derecho.

Era el 15 de octubre de 1993, Nelson Mandela y Frederik de Klerk recibían el Premio Nobel de la Paz por acabar con el racismo. Estos políticos sudafricanos lucharon contra el sistema de segregación racial en Sudáfrica y Namibia, entonces parte de Sudáfrica, en vigor hasta 1992.

Este es el poema favorito de Madiba, como también era conocido en la tribu xhosa a la que pertenecía:

Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.
- William Ernest Henley

Esta incesante lucha inspiró cambios sociales y producciones fílmicas muy importantes, como "Sector 9" (Distrito 9), "Diamantes de Sangre", "La Conspiración", "Adiós Bafana" y la serie de películas cómicas "Los Dioses debieron estar locos".

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DEL SÍNDROME DE STENDHAL, LOS SÍNTOMAS Y LA CONTROVERSIA

Algunas cosas, sucesos de la vida, despiertan a uno aquello a lo que le decimos sentimientos, quizá ese algo que hemos tenido oculto en las sombras en algún lugar, guardado muy en el fondo, esperando a ser movido, descubierto.

¿Pero te has preguntado por qué a veces nos sobrecogemos tanto, se nos pone la piel de gallina con una canción o incluso se nos llega a escapar alguna lagrimilla ante una fuerte emoción como puede ser, por ejemplo, contemplar una obra de teatro de fuerte impacto visual, andar de paseo por un gran museo o caminar por una bella ciudad? El arte tiene esta capacidad de impresionarnos, de causarnos asombro, con la necesidad de descubrir las sensaciones que nos llenan el espíritu o el alma, según sea el caso. Muchas personas sienten una especie de abatimiento, entre angustia y alegría, les cambia el ritmo en el pulso o hasta sudan en zonas no tan comunes. A esta experiencia le llaman 'Síndrome de Stendhal', una enfermedad psicosomática causa por la exposición o una sobredosis de belleza artística.

Henri-Marie Beyle
De forma puntual, este síndrome data del año 1817, cuando el escritor francés llamado Henri-Marie Beyle, cuyo pseudónimo era Stendhal, viajaba por Italia recogiendo información para un libro. Durante su visita a la ciudad de Florencia, la cuna del Renacimiento y una de las ciudades más extraordinarias del Viejo Mundo, se interesó por visitar una gran cantidad de museos, iglesias, admirar las innumerables esculturas, fachadas, cúpulas, frescos y demás maravillas del arte que abundan por toda esa ciudad. Extasiado ante tanta belleza, su corazón se aceleró, sudores fríos comenzaron a correr por su cuerpo y una repentina sensación de angustia y vértigos lo obligó a tomar un descanso. Acababa de vivir lo que posteriormente se conocería mundialmente como “Síndrome del viajero”, "Síndrome de Stendhal” e incluso como“Síndrome de Florencia”.

Se supone que cualquiera puede experimentar los síntomas en algún momento, si bien es inusual que ocurra y generalmente se asocia a turistas de especial sensibilidad que viajan específicamente a visitar obras de arte (de autores y lugares muy admirados por ellos) y que tienen por alguna razón un gran significado emocional. Estos casos se han dado donde han aparecido los trastornos físicos que sufrió el escritor francés, pero también algunos males psíquicos de algo más de gravedad como alucinaciones, sentimientos depresivos o euforia, perturbaciones en la percepción, ataques de ansiedad, etc., aunque parezca difícil de creer.
Este síndrome está reconocido por muchos los psicólogos y, como casi todo, no está exento de polémicas. Ante la multiplicación de los casos en los últimos años debido al aumento del turismo y la popularización de arte (sobre todo en los hospitales de Florencia), se han llegado a plantear dudas sobre su existencia. Alegan que el conocimiento y popularización de la existencia del Síndrome de Florencia crea una especie de sugestión en los visitantes, que inconscientemente los llevaría a sentir los diferentes síntomas.
Anochecer en Florencia, Italia.
También se ha hablado de una divulgación exagerada del síndrome sobre todo desde Florencia con obvios fines comerciales, alegando que la belleza de la ciudad es tal que puede provocar emociones extremas ante ella, atrayendo con ellos a más turistas. Pero independientemente de lo anterior, es indiscutible que las artes en todo su esplendor pueden despertar emociones intensas que pueden provocarnos diferentes reacciones según nuestra sensibilidad y nuestro modo de apreciar el mundo que nos rodea.
Aquí algo del tema llevado a la pantalla grande:

¿Alguna vez has experimentado alguno de los síntomas del Síndrome de Stendhal?

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