DE TOMÁS GARRIDO, LA HISTORIA Y SU PUENTE CULTURAL

Fue conocido como 'El paladín infatigable', recordado como 'El hombre del sureste'. También fue un constructor de puentes culturales, un emprendedor visionario y que como gobernador de Tabasco inició la tradicional Feria Tabasco, impulsar la educación y las ligas de trabajadores obreros organizados, aunque también se le recuerda mucho aún por su postura anticlerical en una época en que el catolicismo tenía un peso político aún muy importante.


En agosto de 1935, dos aviones procedentes de México arribaban al aeropuerto de La Sabana, en Costa Rica. Uno de ellos era el “El Guacamayo”, por sus vistosos colores rojo y negro. Sus pasajeros eran Tomás Garrido, (quien ya era famoso por su radicalismo anticlerical que por su gran impulso a la educación en Tabasco, su estado natal), su esposa, dos de sus hijos (Soyla Libertad y Lenin) y algunos de sus colaboradores más cercanos.

Garrido tenía una misión diplomática, en materia agrícola en representación del gobierno federal, aunque en realidad era un exilio al que el presidente Lázaro Cárdenas lo había “invitado” después de unos disturbios provocados en el pueblo de Coyoacán por el grupo de los “Camisas Rojas”, que respondía a las directrices de Garrido.

A pesar de que fue bien recibido por las autoridades costarricenses, un grupo de estudiantes católicos protestó por su llegada, con la exigencia de que se retornase de inmediato a donde había venido. Lo que sucedió después se convirtió en una anécdota que aún circula en Costa Rica, e incluso Sergio Ramírez la menciona, adaptada al argumento de su novela "La fugitiva"; en tanto arreciaban las protestas de los jóvenes, Garrido Canabal pidió que dos de sus líderes pasaran al lugar de su hospedaje para dialogar con ellos. Después de un tiempo salieron con una actitud opuesta a la que habían llevado al entrar y pidieron a sus correligionarios que dejasen hablar al político mexicano. Garrido no desperdició la oportunidad para convencer a todos de que venía en son de paz y sin ánimo de causar problemas o de intervenir en los asuntos políticos internos.

Estatua de Tomás Garrido,
en el parque que lleva su nombre.
Tomás Garrico Canabal, ya establecido en suelo costarricense, entabló amistad con la clase política tica y puso un gran empeño en sacar adelante proyectos de negocios, como una granja familiar autosuficiente, que se ubicó donde hoy tiene su sede la Universidad de Costa Rica, y la instalación de una fábrica de aceites comestibles, que, según uno de sus biógrafos, abasteció a los consumidores costarricenses y de otros países centroamericanos.



Según Miguel A. Contreras, biógrafo de Garrido Canabal, señala que también fue un exitoso empresario agrícola en Puntarenas, lo que le permitió vivir con comodidades, pero sin grandes lujos, conocido como era su apego a la austeridad republicana. En 1940 finalizó el periodo para el cual fue electo el presidente Cárdenas, y Garrido Canabal decide volver un año después. Además del cúmulo de amistad que dejaba atrás, también quedaban en Costa Rica dos de sus mejores herencias: sus hijos Drusso –el mayor, quien se había reincorporado a la familia después de finalizar sus estudios en los Estados Unidos– y Lenin.

Drusso continuó con la empresa creada por Don Tomás: Compañía Costarricense de Aceites y Grasas, S. A. Dos años después del regreso a México de Garrido Canabal, la empresa ya exportaba a México uno de sus aceites de mayor venta en la propia Costa Rica; por su parte, Lenin Garrido se convirtió en toda una referencia en el ámbito cultural costarricense, como actor teatral, director, editor y miembro fundador del Grupo Arlequín y fue parte de un movimiento que reforzó el desarrollo del teatro en Costa Rica, como bien lo afirman Guido Sáenz y Salvador Solís en sendos escritos sobre la historia del teatro en este país.

Lenin Garrido no sólo tuvo una actuación destacada, sino también como poeta y educador. Su obra publicada no es muy grande, pero, a la hora de elaborar una historia de la poesía de Costa Rica, no puede prescindirse de la escrita por Lenin, en particular la que se encuentra en su libro "Busco" (1959).



Sin quererlo, y con la ayuda de sus hijos, Tomás Garrido Canabal (1890-1954) construyó uno de los tantos puentes que unen a México y Costa Rica, y solo por esto merece un reconocimiento más... ¿otro más?


Antes de ligarse con Costa Rica, Garrido Canabal recibió su educación básica primaria en San Juan Bautista, hoy Villahermosa. Se hizo abogado en el Instituto Campechano y fue vocal de la Junta Revisora de Procesos Penales de Mérida, bien cobijado por el Gral. Salvador Alvarado y Francisco J. Múgica, gobernador interino de Tabasco. Es hasta 1919 que llega a la gubernatura interina del Estado de Tabasco y mismo año en que se marca el rumbo de la revolución mexicana, de cara a las elecciones presidenciales que deberían efectuarse al año siguiente, en que se une al Plan de Agua Prieta y lucha contra Carranza.


El jefe de operaciones militares en el sureste, Carlos Green, comisiona a Garrido la gubernatura de Yucatán por pocos meses. Las reformas y las acciones emprendidas por el general Alvarado en la entidad habían conformado un nuevo Yucatán, del que se nutre Garrido con contactos socialistas, lo que le permite aplicar ese mismo socialismo a su regreso a Tabasco para continuar su mandato.


Como Gobernador emprendió una política de reivindicación del proletariado tabasqueño, inspirado en la actuación del líder socialista Felipe Carrillo Puerto. Una de las medidas que tomó fue aglutinar a los trabajadores de los distintos ramos de la actividad económica, tales como alijadores, albañiles, cocineros, choferes, panaderos, peluqueros, etc., en ligas, organizaciones tipo sindical; su estructura era piramidal Garrido, Gobernador del Estado de Tabasco, era el presidente, siendo tanto los diputados como algunos empleados públicos los que ocupaban los cargos medios. Estas ligas ejercían un férreo control sobre la actividad laboral, pues sólo los afiliados podían ejercer su oficio y pertenecer a la estructura, pagaban cuotas, asistían a reuniones y apoyaban resoluciones. El ser expulsado traía como consecuencia la salida del trabajador del Estado y la imposibilidad de conseguir trabajo. Estas ligas eran un aparato político de Garrido para mantener a los obreros bajo el control gubernamental.

Casa Museo de Tomás Garrido,
en Villaluz, Tacotalpa.

Parecía inapropiado, lo es en nuestros días, pero se tuvieron beneficios para estas clases trabajadoras organizadas. El 7 de octubre de 1926 se expide la Ley del Trabajo que establecía la creación de las cajas de ahorro, seguros tanto para invalidez como por cese, accidentes o enfermedades, se estableció un salario mínimo y, sobre todo, otorgó derechos a las mujeres trabajadoras, como el derecho a la lactancia o retirarse del trabajo con indemnizaciones.

Esto y más logró Tomás Garrido Canaval en Tabasco y Costa Rica.


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